jueves, 4 de junio de 2015

Fe Debida de Sabas Martín



Sabas Martín entrega hoy al público lector su “Fe Debida; Antología poética 1978-2011” y en el propio libro, en su texto introductorio, nos presenta su ser poeta: “yo estoy con esos poetas que pretenden abrir sendas e inaugurar mundos; que exploran, transitan y acuden a nuevos horizontes por alcanzar”. Este extenso volumen es fiel reflejo de esa pasión y entrega del autor por el atrevimiento y la diversión, incluso, de la búsqueda constante de algo más y algo nuevo. En cada libro descubrimos un autor que no sigue lo que su generación dicta, ni lo que sus contemporáneos imprimen. Intenta caminar en una personal batalla contra la rutina, la aceptación o el conformismo.

He de advertir antes que nada, que creo evidentemente innecesario hacer recorrido biográfico o de méritos y premios sobre Sabas Martín, pues lo que nos mueve hoy es la poesía, y por ella misma se define, presenta y defiende. Ahorraré por tanto el tiempo dedicado a lo que para muchos es conocido, para mí es absolutamente admirable, y para el resto fácilmente localizable por un sinfín de medios.

Nos adentramos por tanto en la obra y comenzaremos con la selección del libro titulado “Títere sin cabeza”. Sin duda nos llama la atención y se nos quedará en la memoria aunque avancemos en el libro el poema “Sabas Martín, natural de una tierra”. Una definición del autor al tiempo que declaración de intenciones temprana, temas ambos que se repetirán alguna que otra vez a lo largo de su obra.

Con el debido respeto y sin ánimo de ofender EXPONGO (dos puntos)
a)      QUE soy feliz cuando me detengo, miro al mundo y aun sonrío.
b)      QUE soy consciente de mis limitaciones.
c)       QUE me callo a tiempo y escucho.
d)      QUE intento conocerme a mí mismo.
e)      QUE contemplo largamente el sol, las nubes y los pájaros en el cielo.
f)       QUE no exijo nada a cambio
g)      QUE no vivo deprisa
Para no morir demasiados antes.
      OTROSÍ: h) QUE bienaventurada la imaginación.

El poeta se descuelga con esta brillantez de lo sencillo y directo, de la confesión certera de sí mismo, sin pudor, pero tampoco pretensiones. Sin duda es este un poema genialmente diferenciado del resto de libro.





Son los otros poemas seleccionados de esta obra, una muestra de una reflexión honda del poeta y con una composición diversa. Juega con el espacio de la página, con la palabra, con imágenes imposibles y con la variabilidad de la lectura, porque en su caso, la ausencia de puntuación en el verso es una oportunidad de multiplicidad de significado e intención, y no un entorpecimiento para el lector. Destacaremos entre ellos la capacidad de sentencia o profundidad en sus versos como el cierre del poema “A modo de epílogo y vuelta a empezar?”.

                y si yo te dijera que el presente es
solamente
                solamente
                               solamente
un realquilado de la espera.

Pasan casi diez años rápidamente en una página del libro, y nos encontramos con “Indiana Sones” en 1987. Un libro donde la música de jazz, el cine, sus personajes toma fuerza y matiz, razón o excusa para exquisitas composiciones. El poeta retoma su gusto por los finales potentes y hondos de los poemas, por la sentencia que queda tras el cierre de las páginas. Por aquella universalidad versada que al lector le permanece días, tras haberse encontrado con ella.

esta civilización es apenas,
                un inaudito hongo en guardia
                un botón de flor fúnebre
y mentirosas tarjetas postales mientras tanto

Muy destacable el poema “Los minutos contados” donde Sábas Martín define el tiempo con potentes imágenes que mezclan la belleza con el desgarro. Un tiempo que puede ser mar, música, o futuro. Incluso un tiempo que puede ser:

la verdad de nuestro tiempo
que solo seis minutos tarda un misil
en dejar de ser peligro en ciernes
y cernirse
                para abatirnos
y despojarnos la vida
                               calavera en vilo
con los minutos contados
                               como sabemos.

Cruzamos la última página de la selección de este libro, y recorremos toda una década de poesía en “Peligro Intacto”. Nos encontramos con un poemario rico en ritmo. A pesar de la ausencia deliberada de puntuación, constante en la obra poética del autor, los versos cuentan con sus propios golpes de voz marcados y su melodía interna perfectamente definida. No importa si se presentan directos o con encabalgamiento, compuestos en verso o en prosa poética. Parece el autor tenerlo grabado en el oído. Juega de manera aparentemente decidida, se nos antoja, con palabras esdrújulas y agudas. Puede ser tan sólo un descubrimiento desacertado de quien les habla, pero parece una recurrencia en muchos de los poemas seleccionados de esta obra.

Motín hacia fierezas que germinen
dulce tajo de viento
si no es pérdida ni hora sumisa el lenguaje
si arde a zarpazos recientísimos.

Cesen los alegatos sin vértigo
Y el instinto de la súplica y la gramática pasiva

La musicalidad y un cierto ritmo de dificultosa lectura maridan consonantemente con una colección enriquecida de imágenes poéticas. Han quedado atrás las imágenes de cierta modernidad urbana o industrial, también las referencias a música o cine, para tomar fuerza las referencias isleñas (mar, drago, etc.) y convertir, dentro de un discurso más personal, con deguste de la palabra y la sonoridad, en composiciones como ecos sonoros o murmullos perennes. Destacamos así el poema que da nombre al libro del que leemos un breve extracto.

Ningún calor, pálpito urgente,
vestigio que roce o apacigüe.
ni palabra a tientas para mansamente invadir
y anegar
la estéril duración del cuerpo.

“Navegaciones al margen” es la siguiente obra incluida en la presente antología, fechada en 1994. Quizás el libro más diverso en formas con prosa poética o poesía en prosa, haikus y otras composiciones. Se descubre en éste un poeta más cercano al mar y al origen geográfico, pero sin que esto debilite de alguna forma el mensaje de universalidad y la lúcida reflexión. Toma importancia la mirada, el lenguaje costero, y un eco de modernidad con la referencia a la televisión, el automóvil o la radio en las composiciones de inspiración oriental.

Haiku del automóvil
Giran ruedas y volante
sentado
el movimiento.

Pasarán dos años hasta que aparezca “Mar de fondo”  que retoma la imagen originaria a modo de breves definiciones o reflexiones del recuerdo poético de la tierra isleña. Así recorre el poeta en su personal reencuentro con el paisaje: Obsidiana, tagoror, Garoé, altaha, sangre de drago. Toman en sí forma, personificación del sentimiento y el latir del poeta, al tiempo que se explican a sí mismo como horizonte común y memoria del autor. Sabas Martín, como muchos otros poetas, toma al mar como un espíritu sempiterno y mutable, capaz de formar parte del atrezzo de cualquier representación poética del estado, verbo y silencio del poeta.

Las olas demoradas devoran
                                                               la presencia
una sombra gastada sin rastro
prevalecerá
                               en vano
la desnudez
                               ciñe sella
el desafío del espejo.

Llegado el nuevo milenio Sabas Martín retoma un concepto poético omnipresente y de una gran potencia creativa “el nombre” en su obra “Cuánto necesaria”.

EN LOS LIMITES DE TU NOMBRE
Me aguardas
Igual que la noche aguarda el día,
Igual que desea el mar al horizonte.

Para tras unos años volver al lector con “La Luz del Silencio” con una colección de prosas poéticas o poemas en prosa de gran riqueza. Destaca en estas páginas un cierto eco o rumor perfectamente compuesto entre las enumeraciones y el juego de las palabras. Una especie de marea baja, cuasi calma, que mide el ritmo, cual oleaje, entre sus líneas. Pocas veces quien les habla tiene tanta certeza en un texto en prosa, de estar frente a un claro poema.

Solo una quebradiza verticalidad, los jirones blancos, un fulgor inmóvil.
Aquí la luz es fuego, el cielo incendio, hermosa y desolada soledad el silencio.

Posteriormente abriremos “La Espiral”, poemario compuesto en 2006, donde Sabas Martín nos permite el fantástico placer de degustar su peculiar visión del mar, la isla, y la condición insular del poeta. No teme usar la fórmula de la oda, ni de la extensión amplia de sus composiciones. El poeta se conoce y reconoce, se define, se confiesa y se absuelve entre sus versos. Vuelve a tomar el mar a veces como excusa para reflexiones más universales, sin dejar de ser el mar en sí una figura universal por propio mérito. Destacaré un fragmento del primero de los poemas seleccionados.

La vida es carcoma de extrañeza
y yo me reconozco isla extraña
desconociéndome
ajena urdimbre
que me vive tan remoto,
tan transido al descubierto
y vulnerablemente
aguamargo.

Más recientes son los dos últimos libros incluidos en la antología “Sendas del Mirador” y “Ojos del Calendario” que se nos antojan ambos, uno por propia definición del autor, y el segundo por gusto de este presentador, cuadernos de viajes. Breves anotaciones poéticas, casi a modo de Haiku, por aquello de la trascendencia filosófica sobre la breve imagen natural. Delicadas composiciones de gran belleza que dejan ese regusto posterior a su lectura como un bocado breve pero intenso de poesía.
Cascada
(La fortuna)

Abismo de agua
en cola de cometa.
El Trueno se hunde.

O en el segundo de los libros mentados

Marzo

Contempla el Teide
el camino del bosque
hacia la vida.

Y como regalo el autor nos deja en las últimas páginas del libro algunos textos inéditos, entre los que destacar unos divertidos versos titulados “Échale hilo a la cometa”

Axioma algorítmico: Se equivocan las palabras, no el buscador.

A fin de no extenderme en demasía, dejar el tiempo al autor y su obra, pues son quienes importan esta noche, y que mi amigo Pablo no deje de invitarme a presentar libros por esta suma de páginas, tan sólo destacar de esta fantástica obra seleccionada de Sabas Martín: Estamos ante la oportunidad de descubrir, volver a disfrutar, o reconocer a un poeta capaz de escribir en conciencia y consecuencia. Confesar, reflexionar, deleitar y criticar y ahondar en sus versos sin temor ni fuegos de artificio. Podemos comprobar que el compromiso que el mismo autor nos deja fijado en la nota introductoria, aquella de “yo estoy con esos poetas que pretenden abrir sendas e inaugurar mundos; que exploran, transitan y acuden a nuevos horizontes por alcanzar” queda ampliamente cumplida y resuelta entre estas páginas con certeza genial e incluso divertimento, y que como el propio autor nos dice “ Sin embargo esa pluralidad de voces que configuran mi discurso lírico se establece en unas constantes identificables”.  Es por tanto un libro de múltiples ejecuciones, de variedad de lectura y atracción amplia, pero con un definido código poético y una clara simiente común.

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